«acierto»
a los cuarenta me vengo a enterar que soy adicto a la dulzura…
a tu dulzura, verde y luminosa,
a tu sonrisa hermosa
que soy adicto a contradecirme, buscando desaparecer en el universo,
o en tu piel,
que es lo mismo…
recién ahora me doy cuenta de que sí existe el error: el error es no besarte, no mirarte, no abrazarte.
pero también existe el acierto:
estar aquí y en este preciso momento.